11/03/2025
En el marco de la conferencia AAIC Neuroscience Next 2025, organizada por la Alzheimer's Association y coordinada por FLENI en Argentina, el doctor Shane Liddelow, de la Universidad de Nueva York, ofreció una presentación detallada sobre el papel de los astrocitos reactivos en enfermedades neurodegenerativas.
Su ponencia marcó la apertura del evento global y se
centró en su investigación, que se consolidó como una referencia en el campo de
la neurociencia, ya que busca entender cómo estos astrocitos contribuyen a la
neuroinflamación y la muerte neuronal en patologías como el Alzheimer, el
Parkinson y la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
En su intervención, Liddelow combinó un enfoque
riguroso de biología celular con una mirada amplia sobre la relevancia de la
colaboración científica, enfatizando la necesidad de compartir recursos y
conocimientos para avanzar en la lucha contra estas enfermedades.
Con un tono directo y entusiasta, el investigador
inició su charla con una advertencia: lo que iba a presentar sería "biología
celular en su forma más pura", con un enfoque en mecanismos moleculares y datos
experimentales que, en muchos casos, requerirían un conocimiento profundo de
farmacología.
"Tengo un doctorado en farmacología. Habrá curvas de
respuesta a dosis", bromeó, al tiempo que adelantó la complejidad del tema. Sin
embargo, lejos de limitarse a un análisis técnico, Liddelow estructuró su
presentación desde la Universidad de Pittsburgh -a la que Infobae tuvo acceso de
manera virtual- de forma accesible, guiando a los asistentes a través de los
descubrimientos clave de su laboratorio y destacando las implicaciones de estos
hallazgos en el desarrollo de nuevas terapias.
Shane Liddelow presentó un enfoque innovador sobre el
papel de los astrocitos en enfermedades neurodegenerativas
A lo largo de su exposición, Liddelow enfatizó la
dualidad funcional de los astrocitos, células esenciales para el mantenimiento
de la homeostasis cerebral, que pueden desempeñar un papel protector o dañino
dependiendo del contexto.
Eliminan residuos tóxicos", explicó. Sin embargo, en respuesta a lesiones, infecciones o enfermedades neurodegenerativas, estas células pueden entrar en un estado reactivo y perder sus funciones beneficiosas.
Según los estudios de su laboratorio, los astrocitos reactivos no sólo fallan en su rol de apoyo neuronal, sino que pueden liberar moléculas neurotóxicas que aceleran la degeneración celular. En un experimento clave, su equipo demostró que estos astrocitos pueden inducir la muerte de neuronas y oligodendrocitos a través de la secreción de compuestos lipídicos específicos.
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"Pasamos
años buscando la proteína responsable de esta toxicidad, hasta que nos dimos
cuenta de que no era una proteína en absoluto, sino un lípido", relató.
El hallazgo central de la investigación de Liddelow
fue la identificación de un conjunto de ácidos grasos saturados de cadena larga
que, cuando son secretados por astrocitos reactivos, resultan altamente tóxicos
para las neuronas. A través de análisis de lipidómica y transcriptómica, su
laboratorio logró determinar que la enzima responsable de la producción de
estos lípidos es la elongasa de ácidos grasos ELOVL1.
En experimentos con modelos animales, demostraron
que la inhibición de esta enzima en astrocitos reactivos prevenía la muerte
neuronal y mejoraba la función celular. Para validar sus hallazgos, el equipo
de Liddelow utilizó modelos genéticos y farmacológicos. En ratones modificados
para no expresar ELOVL1 en astrocitos, se observa una notable reducción en la
neurotoxicidad asociada a la activación glial. "Si bloqueamos la producción de
estos lípidos, las neuronas dejan de morir, lo que sugiere que esta podría ser
una diana terapéutica viable", explicó el investigador.
Estos descubrimientos abren nuevas posibilidades
para el desarrollo de tratamientos dirigidos a enfermedades neurodegenerativas.
La inhibición de ELOVL1 podría convertirse en una estrategia efectiva para
reducir el impacto de la neuroinflamación en el Alzheimer y otras patologías.
"Lo interesante es que no estamos hablando de una
intervención específica para una sola enfermedad, sino de una estrategia que
podría aplicarse a múltiples trastornos neurológicos", añadió Liddelow.
Si bien los hallazgos del equipo de la Universidad
de Nueva York son prometedores, Liddelow enfatizó que todavía queda mucho
trabajo por hacer antes de que estas estrategias puedan traducirse en terapias
clínicas. Uno de los desafíos principales es desarrollar fármacos específicos
que puedan inhibir la producción de los lípidos tóxicos sin afectar otras
funciones celulares críticas. "No queremos interferir con la función normal de
los astrocitos, solo con su respuesta patológica", explicó.
En la actualidad, su equipo está probando una serie
de moléculas inhibidoras de ELOVL1 en modelos de Alzheimer, ELA y glaucoma, con
el objetivo de evaluar su eficacia y seguridad. Además, planean realizar
estudios en tejido cerebral humano post mortem para confirmar la presencia y
relevancia de estos lípidos en pacientes con enfermedades neurodegenerativas.
La charla de Liddelow concluyó con una reflexión
sobre la importancia de la colaboración científica en un campo tan complejo
como la neurociencia. "No podemos resolver estos problemas solos. Necesitamos
compartir datos, muestras, modelos y conocimientos para avanzar realmente en la
comprensión de estas enfermedades", afirmó.
En este sentido, destacó la relevancia de eventos
como Neuroscience Next 2025, que reúnen a investigadores de diversas
disciplinas y niveles de experiencia para fomentar el intercambio de ideas.
Con él coincidió el doctor Gustavo Sevlever,
director de Investigación y Docencia de Fleni, institución elegida en Argentina
como anfitriona de la conferencia en el país por su trayectoria en
neurociencias y su vínculo con la Alzheimer's Association.
"Esta conferencia se propone como objetivo
contribuir a la formación de los nuevos investigadores que serán responsables
de la generación de conocimiento en los próximos años -analizó en diálogo con
Infobae-. La enfermedad de Alzheimer y el envejecimiento en su conjunto es un
tema crítico para la humanidad y necesitamos comprender mejor los mecanismos
del deterioro cognitivo para poder revertirlo o eventualmente prevenirlo".
En su mirada, "hoy la ciencia y la medicina son
emprendimientos colectivos. Nadie puede trabajar en solitario. Más aún, esta
enfermedad plantea enfoques a distintos niveles que van desde las moléculas
hasta la prevención en políticas sanitarias públicas. Es fundamental la
interrelación y el compartir los saberes, para que en la investigación y/o en
la asistencia se compartan marcos referenciales comunes".
La presentación de Liddelow en Neuroscience Next
2025 marcó un punto clave en la comprensión del papel de los astrocitos en
enfermedades neurodegenerativas. Su trabajo reveló un mecanismo previamente
desconocido de toxicidad neuronal, vinculado a la producción de lípidos
específicos por astrocitos reactivos. La posibilidad de bloquear esta vía
metabólica representa un avance significativo en la búsqueda de nuevas
estrategias terapéuticas.
"El
trabajo de Shane nos muestra cómo entender el rol de un tipo celular del
cerebro, podría convertirse en una alternativa terapéutica", destacó Sevlever.
Si bien aún se requieren más estudios para trasladar
estos hallazgos a la práctica clínica, el impacto potencial de esta
investigación es indiscutible. La ciencia avanza gracias a la capacidad de
conectar descubrimientos básicos con aplicaciones clínicas, y el trabajo de
Liddelow es un ejemplo de cómo el estudio detallado de los mecanismos celulares
puede allanar el camino para el desarrollo de nuevos tratamientos.
En un campo donde la necesidad de soluciones es
urgente, las ideas presentadas por Liddelow ofrecen una nueva esperanza para la
lucha contra las enfermedades neurodegenerativas. Como él mismo subrayó, "esto
no se trata solo de ciencia, sino de mejorar vidas".
Desde hoy martes y hasta el 27 de febrero, el
Auditorio de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes será la sede en
Buenos Aires de este encuentro de manera presencial, que contará con la
presencia de 250 investigadores latinoamericanos.
La realización de este congreso en Argentina no sólo
es un reconocimiento a la solidez del país en neurociencias, sino también una oportunidad
para fortalecer vínculos internacionales. En este sentido, la jefa del Servicio
de Neuropsicología de Fleni e investigadora del CONICET, Lucia Crivelli, quien
lidera la organización de la conferencia en Argentina había manifestado a
Infobae la importancia de que los investigadores locales logren insertarse en
redes de colaboración: "La conexión con equipos de investigación
internacionales, sumada a la visibilidad que brindará la conferencia, permitirá
a los investigadores nacionales posicionarse en redes globales de
colaboración".
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05/03/2025
Salud