17/02/2025
Un nuevo estudio publicado esta semana en DESMARCARTE revela patrones preocupantes acerca del uso de pantallas en niños pequeños. El trabajo, uno de los más ambiciosos sobre el tema, examinó a casi 2.000 niños de 12 a 48 meses en 19 países latinoamericanos. Sus resultados aportan una evidencia significativa al debate sobre el impacto de la tecnología en el desarrollo infantil temprano.
La investigación concluye que los pequeños objeto de
estudio estuvieron expuestos a las pantallas (principalmente, móviles y
televisión) durante períodos significativamente más largos de lo que
recomiendan las asociaciones de pediatría. Esta tendencia parece ser constante
independientemente de la clase social o la nacionalidad, lo que sugiere un
fenómeno generalizado que trasciende las fronteras socioeconómicas.
Es habitual pensar que esta sobreexposición a
pantallas es mayor en determinados estratos sociales, pero Lucas Gago Galvagno,
científico del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) argentino y coordinador de
este estudio, explica a SINC que nadie se libra de esta tendencia, sea cual sea
su país o clase social: "Independientemente del nivel socioeconómico y a pesar
de las diferencias, el uso de pantallas es alto en sí mismo y va más allá del
tiempo recomendado por las asociaciones nacionales e internacionales de
pediatría".
Según estudios previos, en los países de LATAM con
economías más precarias el uso de pantallas entre los pequeños tendía a
aumentar y los cuidadores primarios acompañaban menos en esta actividad
"En este estudio no se evaluó directamente el nivel de renta de cada país y sus asociaciones con el uso de pantallas", añade, pero trabajos anteriores realizados por este mismo equipo mostraron que "en los países de LATAM con un nivel socioeconómico más vulnerable, los tiempos de pantalla tendían a aumentar y los cuidadores primarios además acompañaban menos en esta actividad".
Escasez
de recursos educativos
Estos resultados suelen interpretarse teniendo en
cuenta la escasez de acceso, por parte de las familias más vulnerables, a
recursos educativos y diferentes opciones lúdicas, menor cantidad de tiempo
destinado a la crianza por jornadas laborales más extensas, falta de acceso a
lugares de juego públicos seguros, la facilidad de acceso y uso de pantallas o
el desconocimiento que se suele tener de las consecuencias negativas de su uso
tanto a nivel físico como psicológico durante los primeros años.
No
es cuánto, es cómo
Sin embargo, el estudio también ofrece un rayo de
esperanza: cuando los adultos comparten activamente el tiempo de pantalla con
los niños y eligen contenido educativo, se observaron algunos efectos positivos
en sus habilidades lingüísticas. Este hallazgo sugiere que el problema no es
tanto cuánto tiempo pasan los niños frente a las pantallas, sino cómo las
utilizan.
"El principal factor negativo es el tiempo que el
infante pasa en solitario en una tarea que es completamente pasiva como es el
uso de pantallas sin acompañamiento", precisa Gago Galvagno. "Encontramos que,
si el adulto acompaña la actividad, o si el contenido es educativo, el
desarrollo lingüístico tiende a aumentar".
Encontramos
que, si el adulto acompaña o si el contenido es educativo, el desarrollo
lingüístico tiende a aumentar
Espacios
de juego común
Esto se debe a que, en estos casos, puede haber una
actividad de interacción acompañada de lenguaje y señalamientos por parte del
adulto, que también puede estar acompañada de historias o interacciones
emocionales. "Estos espacios de juego serían fundamentales para un desarrollo
óptimo", añade el primer firmante del estudio.
La investigación llega en un momento crítico, ya que
las sociedades pediátricas de todo el mundo, incluida la Academia Americana de
Pediatría, desaconsejan cualquier uso de pantallas en niños menores de dos
años. Sin embargo, el estudio encontró que muchos niños son ya usuarios
habituales de dispositivos con pantalla antes de alcanzar esta edad.
Las
sociedades pediátricas de todo el mundo desaconsejan cualquier uso de pantallas
en niños menores de dos años
El artículo sugiere que crear políticas efectivas
requiere ir más allá de los simples límites de tiempo. Factores como la calidad
del contenido, la participación de los adultos y el contexto de uso juegan
roles cruciales en cómo el tiempo de pantalla afecta al desarrollo infantil.
La
importancia de la interacción con el niño
"En resumen, el problema en sí no es el uso de
pantallas, sino el tiempo y la forma en que las empleamos con los niños",
concluye Gago Galvagno. "En nuestro próximo proyecto generaremos un
cuestionario que mida la forma en que los adultos interactúan con sus hijos
durante el uso de pantallas, para ir averiguando de forma más refinada cuál es
la parte más nociva y cómo podemos usar un artefacto ya ubicuo como las
pantallas para sacarle el mayor provecho y promover el desarrollo desde los
primeros años".
Los autores del estudio enfatizan que, si bien sus
hallazgos son significativos, se necesita más investigación, particularmente
estudios a largo plazo que puedan seguir el desarrollo de estos niños durante
más tiempo.
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