14/02/2025
Un evento en el que también estarán presentes la psicóloga clínica Diana Jiménez y la psicopedagoga María Couso. Soler hablará de 'educar sin etiquetas'. Ese el título de su charla y la primera pregunta de su entrevista con 20minutos.
¿Qué
peligro tienen las etiquetas?
Tienen dos peligros fundamentales: que se ponen con
mucha facilidad y luego cuesta mucho quitárselas y que, una vez puestas, las
personas tienden a comportarse de acuerdo con esa etiqueta que le han puesto y,
al final, acaba restando libertad a las criaturas para desarrollarse de la
mejor manera para ellos.
¿Cómo
pueden determinar el desarrollo o la personalidad de los hijos?
Restan libertad y crean tendencia a comportarse de
acuerdo a la etiqueta puesta. Al final, lo que acaba ocurriendo es que dejamos
de ser nosotros para comportarnos de acuerdo a la etiqueta que nos han puesto,
que puede ser muy injusta.
¿Hay
etiquetas más frecuentes en niños y en niñas?
Sí, sin ninguna duda. De hecho, es uno de los
principales peligros. Tenemos una forma de dirigirnos a los niños muy
estereotipada. A los niños, con atributos relacionados con la fuerza, la
energía, el poder, el liderazgo... Y a las niñas, con la belleza, sensibilidad,
cuidado... Y eso acaba condicionando su desarrollo. Hoy hay una brecha salarial
injustificable, ellas no acceden a tantos puestos directivos ni pueden
disfrutar de los espacios públicos con la misma seguridad que nosotros... eso
es un problema muy importante. La misma conducta recibe connotaciones
diferentes en niños y niñas. Por ejemplo, un niño que habla mucho se dice que
'va para abogado o ministro', en cambio ellas 'van para porteras o verduleras'.
Un
niño pintando una pared.
¿Tienen
algún significado los garabatos? Descubre su importancia en el desarrollo de
los niños ¿Cómo huir de esas etiquetas?
No se puede totalmente porque forma parte del modo
en el que funciona nuestro cerebro, pero ser conscientes de que las empleamos nos
puede ayudar a controlar el uso que les damos y tratar de evitar las más
negativas. Un consejo que doy es evitar el verbo ser. No decir 'eres un
desastre' sino 'tienes la habitación hecha un desastre', o no decir 'eres un
mal estudiante' sino 'no has estudiado, no te has preparado este examen'. Así
evitamos que pueda pensar 'para qué voy a estudiar si soy un mal estudiante'.
¿Qué
es educar en positivo?
La forma en la que la inmensa mayoría de familias
quiere educar a sus criaturas, que es de la mejor forma posible, pero, muchas
veces, el entorno en el que vivimos no nos lo pone fácil.
¿Y
cuáles son esas dificultades?
Las condiciones sociales: problemas de conciliación,
dificultad de acceso a la vivienda, bajos salarios, falta de
corresponsabilidad, falta de políticas públicas, de fomento de la maternidad...
Todas esas condiciones sociales lo ponen muy difícil para las familias.
Un consejo que doy es evitar el verbo ser. No decir
'eres un mal estudiante' sino 'no has estudiado, no te has preparado este examen'.
Así evitamos que pueda pensar 'para qué voy a estudiar si soy un mal
estudiante'"
¿Qué
significa ser un buen padre o una buena madre?
Me gusta más el concepto de ser un padre o una madre
suficientemente bueno, que se adapta a las necesidades de sus pequeños a lo
largo de su vida y en cada momento de desarrollo.
Para
las familias con bebés: ¿cómo manejar las rabietas?
Eso es una ponencia de una hora entera [ríe]. Hay
que entender que forman parte del desarrollo de los hijos, que es algo natural
y consecuencia de un cerebro inmaduro, y no se trata de un desafío. Tenemos que
validar esa emoción y no interpretarlo como que la criatura nos quiere tomar el
pelo. Si entendemos esto, reaccionaremos de forma mucho más paciente, amable,
amorosa y evitaremos parte de las consecuencias negativas. Eso pasa por
ponernos a su nivel y por no responder con otro desafío aún más grande.. No es
una lucha de poder.
¿Hay
que poner límites al temperamento?
El temperamento no se puede evitar. Los límites
siempre tienen que estar presentes en la educación. Una educación sin límites
está abocada al fracaso y a muchísimos problemas, la clave es cómo poner esos
límites. Siempre desde el cariño y el respeto, pero también la firmeza. Este
equilibrio les da seguridad y les ayuda.
El psicólogo Alberto Soler posa cerca del museo
MUVIM, en la ciudad de Valencia.El psicólogo Alberto Soler posa cerca del museo
MUVIM, en la ciudad de Valencia.ÓSCAR CORRONS (@oscarcorrons @nop_films /
CEDIDA)
Para las familias con niños: ¿cómo conseguir que confíen
en el padre y la madre y se desahoguen con ellos?
Es imprescindible el trabajo previo creando un
entorno familiar en el que haya comunicación sin distractores, sin tele en
comidas o cenas. Hay que generar un entorno en el que se pueda dialogar y no
castigar la sinceridad de los hijos. Si nos cuentan algo en lo que se han
equivocado, no les echemos la bronca. Démosles recursos y demostrémosles que
les escuchamos y que nos importan. No podemos esperar que nos cuenten solamente
lo que nos interesa pero cuando nos están hablando de sus intereses, que nos
importan un poco menos, no les hagamos ni caso. Tienes que interesarte también
por su castillo del Lego o la excursión del cole...
¿Cómo
abordar los celos que aparecen con la llegada de un hermano?
Sabiendo que son totalmente normales porque están
compitiendo por un recurso limitado, que es la atención exclusiva de los
padres. Hagamos lo que hagamos, no vamos a evitar que aparezcan, lo importante
es gestionarlo sin enfados ni castigos. Sobre todo, no hay que fomentar la
rivalidad entre los hermanos con frases como 'fíjate tu hermano qué bien hace
esto' o 'podrías sacar tan buenas notas como tu hermano'.
Tenemos
que hablar de las pantallas. ¿Hasta qué edad recomienda no darlas?
Hay mucho consenso en que hasta los dos años nada.
Mi recomendación es intentar duplicarlo y que no haya exposición a pantallas
hasta los 4 ó 5 años. ¿Por qué? Porque a partir de los dos años empieza la
época de las rabietas, y añadir el tira y afloja de 'un capítulo más' nos va a
generar un clima familiar bastante desastroso. Es mucho más fácil sin
pantallas, más allá de las consecuencias cerebrales.
No estoy nada de acuerdo con la 'costumbre' no
escrita que hay de dar el móvil cuando se empieza el instituto"
¿Y
cuándo dar el primer móvil?
Cuanto más tarde, mejor. No estoy nada de acuerdo
con la 'costumbre' no escrita que hay de darlo cuando se empieza el instituto.
Creo que se gestiona bien el hecho de darle el primer móvil a nuestro hijo
cuando no sabemos decir cuándo fue. Es decir, cuando ha sido algo progresivo,
partiendo de un teléfono no inteligente para pasar a uno que sí tiene acceso a
internet, pero con un uso muy supervisado.
¿Y
eso cómo se consigue?
Con mucha información, paciencia y poniendo límites,
sin dejarnos llevar por la presión grupal. El primero, solo para hacer y
recibir llamadas y para que la criatura se acostumbre a responsabilizarse de
tener un teléfono. A partir de ahí, puede empezar a socializar de manera
controlada y supervisada con sus amigos en algún grupo de WhatsApp o similar
pero desde un dispositivo familiar como un ordenador o tablet de casa, y
siempre con la supervisión de los padres. Luego ya con un 'smartphone' familiar
y también con control parental: se pacta el uso entre ambos. Así se les educa y
se les enseña a usarlo y los peligros que hay. Esto requiere años y no es que
llegue la primera comunión o el comienzo del instituto y decirle 'toma, aquí
tienes tu móvil'.
¿Qué
consejos daría a los adolescentes para hacer uso de las redes sociales sin que
les afecte a su bienestar emocional?
Según la investigación disponible, el uso de redes sociales afecta al bienestar emocional. No podemos evitarlo. Afecta a nuestra capacidad de atención, a nuestro autoconcepto, a nuestro estado de ánimo... Tenemos que saber que hay afectación, ser comedidos con el uso porque cuanto más se usa, peores son las consecuencias. Y no hay que dejar a las criaturas en internet solas sin supervisión ni acompañamiento, es una conducta negligente.
La
neofobia alimentaria puede causar angustia, preocupación y agotamiento en las
madres.
Neofobia alimentaria en bebés: cuando el rechazo a
los alimentos provoca angustia y desesperación en las madres
Usted
dirige un centro de psicología en Valencia. ¿Hay una edad mínima para ir a
terapia? ¿Cómo podemos saber quién necesita apoyo psicológico: los niños o los
padres?
No se trata de una edad mínima, sino de que la
criatura tenga una capacidad mínima. Eso va muy ligado a la capacidad verbal.
Por debajo de los 5 ó 6 años el trabajo que se puede hacer es limitado. Por
debajo de esas edades, nosotros trabajamos con juegos y, sobre todo, con las
familias. No concibo trabajar con un niño sin combinarlo con el trabajo con las
familias. Muchas veces nos encontramos con familias que quieren llevar a sus hijos
a terapia y se sorprenden cuando les decimos que a la primera sesión no
queremos que vengan los niños, sino las familias. La familia tiene un papel
esencial y no podemos trabajar con el niño sin tener en cuenta su entorno.
¿Cuáles
son los problemas que más frecuentemente tratan en la consulta?
Mucha ansiedad en niños pequeños, muchos problemas
de conducta cuya causa a veces no se ha encontrado y tiene que ver con un
déficit de atención no diagnosticado o con unas altas capacidades no
identificadas correctamente, dificultades familiares para gestionar situaciones
del día a día... Eso es lo más habitual.
Ansiedad
en niños pequeños, ¿con qué edad?
Estamos viendo niños con cuatro, cinco o seis años
con problemas de ansiedad. Y a partir de Educación Primaria es tremendo. Necesitamos
el aburrimiento para que se les ocurran cosas interesantes"
¿Cómo
tan pronto? Si lo único que tienen que hacer es ser felices.
Piensa en un caso promedio de un pequeño se seis
años que esté empezando Primaria, que salga a las 16.30 horas del cole, que
tiene sus extraescolares, su repaso, que por la mañana ha ido a la escuela de
madrugadores porque sus padres trabajan un montón y la tienen que dejar antes,
que luego la recogen de las extraescolares los abuelos.
Tienen un nivel de presión que es tremendo y no es
el adecuado para su edad. Luego tenemos la presión a la excelencia de muchas
familias con sus hijos, que les ven como futuros ministros o arquitectas...
¡Son niños, déjalos jugar!, pero parece que cualquier tiempo que no sea productivo
es tiempo perdido, cuando en la infancia lo que hay que hacer es perder mucho
el tiempo.
Luego
se quejan cuando se aburren. ¿Qué responderles en esos momentos?
Cuando me dicen 'me aburro', respondo 'cómprate un
burro' [ríe]. Lo que tenemos que hacer nosotros es aumentar la tolerancia a que
ellos se aburran para que ellos también aumenten la tolerancia al aburrimiento,
porque este es la puerta de entrada a la creatividad. Necesitamos ese
aburrimiento para que se les ocurran cosas interesantes.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
17/02/2025
Salud