06/12/2024
Durante años Silvia Congost (Girona, 1977) ha escuchado en su consulta el relato de personas a las que les aterra la idea de cortar con su pareja a pesar de que no son felices con ella. Una dependencia emocional que les lleva a menudo a arrastrarse y denigrarse ante situaciones que, según la psicóloga, deberían acabar en ruptura, como el amor no correspondido, la obstaculización de la autorrealización personal y el maltrato psicológico y físico. "La dependencia emocional es como la adicción que podemos tener a una droga", sostiene la psicóloga y conferenciante.
Y lo dice con conocimiento de causa: después de poner fin a una relación de este tipo, Congost, autora de una decena de libros, encadenó una pareja tras otra hasta que aprendió a estar sola. Fruto de esta vivencia personal y la experiencia de haber ayudado a otras personas a identificar vínculos tóxicos y librarse de ellos, la especialista publica A solas (Zenith), un trabajo en el que pone en valor la carencia voluntaria de compañía en una sociedad en la que abundan los que la temen y se sienten atrapados por las cadenas del miedo a sufrirla.
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¿Por qué decidió atender a personas afectadas por relaciones tóxicas?
- Sufrí dependencia emocional al quedar enganchada a
una relación que para mí era tóxica. No es que la persona fuera tóxica, de
hecho, era un ser maravilloso, pero mirábamos hacia direcciones opuestas. Para
que la relación funcionara, uno de los dos tenía que cambiar, y yo me adapté a
él y me perdí a mí misma.
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Y, ¿luego?
- Al entender que sufría adicción a esa relación,
empecé a buscar herramientas que me ayudaran a salir y creé i propia
metodología. También decidí que quería ayudar psicológicamente a personas que
estuvieran sufriendo relaciones que no funcionan.
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Una conferencia del psicólogo y escritor Walter Riso le abrió los ojos.
- Sí, sí, los libros de Walter me salvaron, me
ayudaron a entender qué me pasaba, que no estaba loca, que tenía dependencia,
que era irracional y que no podía ser, pero me faltaban herramientas para salir
de la relación, que traté de aportar para que otras personas identificaran este
tipo de relaciones y consiguieran liberarse.
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¿Qué perjuicios nos causan estos vínculos dañinos?
- Cuando tienes dependencia, sientes que necesitas
algo que no eliges. Aunque digas que quieres mucho a esa persona, no es amor si
no estás bien en esa relación, si sientes un pánico paralizante ante la idea de
perderla, si en vez de ayudarte a construir, ese vínculo te genera ansiedad,
depresión, te impide crecer y afecta a todas las áreas de tu vida.
Identificar
el problema
"La
mayoría de veces no nos damos cuenta de que estamos en una relación tóxica"
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¿Cómo detectar que estamos en una relación tóxica?
- Cuando alguien duda de su relación de pareja, en
el 99% de los casos significa que ésta no funciona, ya que si estás bien con
alguien, no cuestionas la relación, aunque sí pueden surgir problemas o
conflictos que te hagan plantearte cómo resolverlos para seguir bien.
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Pero no es tan fácil cortar.
- La mayoría de veces no nos damos cuenta de que
estamos en una relación tóxica. Normalizamos todo aquello que vivimos, pero
puede haber casos en los que alguien esté con una persona que ya no le quiere y
que se lo esté demostrando con los actos porque aquella persona no te prioriza,
nunca piensa en ti, siempre tiene cosas más importantes que hacer, mira hacia
otra dirección, sientes que no valora nada de lo que haces, no te admira, no
hay amor sano.
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Pero...
- En cambio, tú te autoengañas y piensas que no
ocurre nada, te adaptas. También puede ocurrir que tu pareja te diga que ya no
te quiere, pero que pienses "no, no, no, ya cambiaré" y te olvides de lo que te
ha dicho; te empeñas en luchar para que la relación funcione a pesar de que el
amor es algo que no se puede programar ni desprogramar.
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¿Qué es lo que nos lleva a continuar tirando del carro en esta situación?
- La dependencia emocional; te obcecas en que la
relación tiene que funcionar. Desde pequeños nos han inculcado que si aguantas,
al final obtendrás el final feliz de los cuentos. Una idea que tenemos tan
interiorizada que vivimos alimentándonos de esa idealización aunque la realidad
nos demuestre una vez tras otra que la relación no encaja con lo que nos
gustaría. Y, luego, cuanto más tiempo llevas luchando y desgastándote, más te
cuesta cortar la relación.
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Llegados a este punto, ¿cómo encajar la ruptura?
- Haciendo un trabajo de tomar conciencia, de
entender y de ser honesto contigo mismo. Cuando una relación no funciona,
deberías salir de ella. Ayudo a la gente a fortalecer su autoestima para que
conecte con lo que vale y merece, todo ese potencial que lleva dentro, y que se
enfrente con quedarse a solas, porque una ruptura de pareja nos pone frente a
frente con la soledad, algo que nos da mucho miedo pero que siempre es
positivo.
"Asociamos
quedarnos sin pareja con soledad, con un peligro"
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¿Por qué nos da tanto miedo la soledad?
- Hay quien sabe ocupar mejor su tiempo y hay quien
menos, pero el miedo a la soledad está en todos los seres humanos. Creo que una
parte del origen es biológico: cuando estábamos en las cavernas, ser expulsado
de la tribu podía significar peligro de muerte. Una parte de nuestro cerebro
reptiliano aún tiene eso asociado.
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Explíquese.
- La función del miedo es protegernos de los
peligros y, entonces, asociamos quedarnos sin pareja con quedarnos solos, lo
cual es equivalente a poner en peligro nuestra vida. Por eso vivimos la ruptura
y el abandono de una pareja como un drama, como si nos fuera la vida. Una
reacción totalmente desmedida porque no nos quedamos solos por no tener pareja,
sino sólo sin pareja.
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Precisamente, este es el único caso en el que no recomienda la soledad.
- Cuando sales de una relación, recomiendo volverte
hiperactivo. Por eso aconsejo a mis pacientes que cuando llegue el fin de
semana hagan tantas cosas que no les quede ni un segundo para pensar en nada
porque ¿en qué vas a pensar si te quedas encerrado en casa? Si sales aunque no
te apetezca, verás un escenario diferente, te explicarán cosas, te moverás,
estarás distraído y, luego, volverás a casa y habrás curado un poco más la
herida.
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Pero antes de sanar las heridas, recorreremos algunas etapas.
- Primero, pasaremos por la etapa de la negación, en
la que piensas que la otra persona volverá y acabará recapacitando; después
llegará la rabia y la ira, en la que te preguntas cómo es posible que nos haya
dejado; luego, la tristeza, en la que necesitas recogerte, atenderte y estar
contigo mismo, y por último, llega la aceptación, que es cuando asumes que no
puedes hacer nada, que la vida sigue y ya no te duele: dejas de mirar atrás y
comienzas a mirar hacia delante.
Un
sentimiento muy humano
"Cuanto
mejor es tu autoestima, menos conectas con la vergüenza tóxica"
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¿Qué nos puede aportar la soledad?
- Nos permite bajar el volumen de nuestros
pensamientos, de todo lo que hay fuera, aquello a lo que nos empuja la
sociedad, como los prejuicios, y escucharnos un poco a nosotros mismos; nos
permite conectar, reflexionar, hacernos preguntas, pensar o buscar respuestas
-por ejemplo, hacia dónde voy o por qué he reaccionado de esa forma ante
determinada situación, con qué he conectado, qué es lo que espero con lo que
estoy haciendo-. Son momentos de reflexión que sólo los podemos hacer en
soledad y que nos permiten conectar con la vida de una manera más profunda.
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¿El silencio es indispensable para establecer esa conexión vital?
- No tienes que quedarte en casa con las luces
apagadas, puedes hacerlo dando un paseo por la ciudad siendo más consciente del
suelo que pisas, los detalles, la mirada de la gente con la que te cruzas,
puedes ir a una cafetería a tomar un café con un libro y escribir sobre lo que
estás sintiendo. Hay muchas formas de entrar en contacto con uno mismo y
siempre son positivas para nosotros.
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¿Qué perfil tienen las personas que escogen la soledad en detrimento de estar
en pareja?
- Son personas que saben estar con ellas mismas, que
valoran mucho su espacio y que a lo mejor tienen dificultades a la hora de
ceder y adaptarse y no quieren enfrentarse a eso. Cuando estás solo, tienes las
cosas como quieres, te organizas a tu manera, no tienes que dar explicaciones a
nadie y eso te da mucha libertad. Es muy cómodo.
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¿A qué se refiere cuando habla de vergüenza tóxica?
- Al sentimiento interiorizado de ser defectuoso
como ser humano, de ser imperfecto, que está vinculado a la autoestima, a esa
autoimagen distorsionada que nos lleva a sentirnos inferiores a los demás, a
aferrarnos al primero que se fije en nosotras y tener miedo a quedarnos solas
porque ¿quién me va a querer si me siento tan poca cosa?
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¿Hay alguien que esté libre de sentir vergüenza tóxica?
- Cuanto mejor es tu autoestima, menos conectas con
la vergüenza tóxica. A partir de los sesenta años mejora la valoración que
tenemos de nosotros mismos, pasas más de todo y te centras en el tiempo que te queda
y en aprovechar la vida. Pero yo creo que, de esa franja de edad para abajo,
todos en algún momento conectamos con esa parte, es algo muy humano.
Desigualdad
de género
"Hay
más mujeres que hombres desesperadas por encontrar pareja"
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¿Qué es la anuptafobia?
- Es ese miedo irrefrenable a no encontrar pareja, a
quedarte soltero por el resto de tu vida. Las personas que la sufren salen a la
calle muy desesperadas y, al final, eso se percibe. Creo que les sucede más a
las mujeres que a los hombres, por eso opino que hay más mujeres que hombres
desesperadas [por encontrar pareja]. Una actitud que suele atraer a perfiles
que van a lo fácil y rápido.
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¿Por qué cree que hay más mujeres que hombres que sufren esta obsesión por
encontrar pareja?
- Igual es porque la sociedad no ve con los mismos
ojos a un hombre que a una mujer solteros. Fíjate, por ejemplo, que una mujer
sin pareja a determinada edad es "una solterona" y un hombre es "un partidazo".
Inconscientemente atribuimos éxito laboral y profesional a la imagen del hombre
soltero de edad más avanzada. En cambio, una mujer es vista como "una pobre
desgraciada que la ha dejado su pareja por otra más joven", y a la mujer eso le
pesa.
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En el otro lado de la balanza hay personas que nunca encuentran a la pareja
perfecta.
- Esto también es un tipo de anuptafobia: el miedo a
quedarte con la persona incorrecta, de tener un hijo con alguien imperfecto,
por lo que nadie es lo suficientemente bueno. Esta incapacidad a la hora de
comprometerse suele venir por la historia personal de cada uno, por ejemplo, de
haber tenido unos padres demasiado exigentes.
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¿Hay que desvivirse por la persona amada?
- Siempre deberíamos tener claro donde están
nuestros límites. Y una relación sana es donde existe un equilibrio entre dar y
recibir. Dar sin esperar nada a cambio es una de las muchas mentiras que nos
han contado sobre el amor.
-
Una mentira muy extendida.
- Pero resulta que a la práctica si sólo das y no
recibes, vas a sentir una importante carencia que te pasará factura: puedes
decidir seguir igualmente allí, aunque nunca serás feliz, o esperar a recibir
lo mismo que das, que es el funcionamiento sano de una relación.
La
consecuencia
"El
desgaste emocional y psicológico de una relación tóxica es tan grande que nos
consume"
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¿En qué consiste su método para librarse de relaciones tóxicas?
- Por lo general, es una terapia breve -de menos de
diez sesiones- durante la que abordamos varios aspectos: fortalecer la
autoestima para que la persona se empodere y recupere el contacto con su valía
personal, se dé cuenta de lo que merece y lo que no debe tolerar y se enfrente
a cambios en su vida y su relación. Además, hacemos un proceso de educación
emocional, importante para tratar de entender que amar no debe ir de la mano
del sufrimiento, que nos planteemos qué es lo que buscamos en la otra persona,
que revisemos un poco la historia de la relación, que es lo que hemos vivido y
dónde hemos fallado. Luego, también saber de dónde venimos para conocernos
mejor y cuál es el perfil de pareja idóneo.
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El primer paso para desengancharse de una relación tóxica.
- Tomar conciencia de que es un problema de
dependencia emocional, y reconocerlo: "Estoy enganchado, tengo una adicción y
necesito ayuda", porque la mayoría de la gente piensa "tengo que poder, tengo
que poder", pero vuelve a recaer cuando le entra el síndrome de abstinencia.
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Como si se tratase de una droga.
- Aún es peor porque el desgaste emocional y
psicológico es tan grande que nos consume.
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