02/10/2024
El fin de semana tuvo lugar el lanzamiento de la misión Crew-9 de SpaceX. Dicho de otra forma, los astronautas de la Starliner de Boeing ya cuentan con una nave de regreso (en camino) para volver a casa, si nada se tuerce, hacia el mes de febrero del próximo año. Sin embargo, lo que parece que finalmente va a terminar meridianamente bien, podría haber sido muy distinto. De hecho, hace exactamente una década, la NASA estaba a una firma de cambiarlo todo.
Uno o dos contratos. Eso lo sabemos ahora gracias a
Eric Berger (de ArsTechnica), y su libro Reentry: SpaceX, Elon Musk and the
Reusable Rockets that Launched a Second Space Age. Algunos extractos
interesantísimos de su obra han salido a la luz a través del medio donde
trabaja. Por ejemplo, ahora sabemos que la NASA estuvo muy cerca de firmar con
una sola empresa su Programa de Tripulación Comercial. Y sí, esa empresa era
Boeing, por lo que, viendo como han ido las cosas desde entonces, la decisión
casi en la "foto finish" de añadir a la compañía de Elon Musk se antoja como
histórica.
El fracaso de Starliner. El 5 de junio, despegaba la
Starliner de Boeing con los astronautas de la NASA Butch Wilmore y Sunni
Williams para "un paseo" relativamente corto. Sin embargo, la nave
permaneció acoplada a la estación espacial durante tres meses mientras los
equipos en tierra debatían si devolver o no a la tripulación a bordo de la Starliner
con problemas.
Durante su viaje a la ISS, cinco de los propulsores
de la nave espacial fallaron y desarrolló cinco fugas de helio, una de las
cuales se identificó antes del despegue. Finalmente, y tras muchos debates, la
NASA acuerda regresar la Starliner sin tripulación y traer de regreso a los
astronautas a bordo de la nave espacial Dragon de SpaceX. Hace 10 años.
Obviamente, ahora tenemos datos que hace una década no se podían prever, pero
considerando cómo resultaron las cosas, elegir a Boeing como su único socio
comercial habría sido una decisión terrible por parte de la NASA. En ese
momento, sin embargo, Boeing era la opción más confiable, mientras que SpaceX,
liderada por Elon Musk, era un recién llegado que aún no había tenido la
oportunidad de demostrar su valía.
Ocurrió en 2014, y en ese momento de la historia
espacial la NASA andaba dándole vueltas a un contrato que iba a definir la
carrera espacial los próximos años. En juego: el contrato como parte del
Programa de Tripulación Comercial de la agencia espacial para desarrollar naves
espaciales capaces de transportar tripulación y carga a la ISS.
La intrahistoria. Al parecer y según cuenta Berger,
los funcionarios de la NASA se inclinaban claramente por Boeing hasta el punto
de tener los contratos redactados dándole todo el presupuesto de la agencia
para tripulación comercial, y dejando fuera de la ecuación a SpaceX. En el
libro, las fuentes cuentan que, durante una reunión de asesores de vuelos
espaciales y altos funcionarios de la NASA, la mayoría eligió a Boeing sobre
SpaceX.
Había otra razón puramente económica, por supuesto.
La NASA también había decidido otorgar un contrato a una sola empresa en lugar
de dos debido a su ajustado presupuesto. Como contó al escritor, Phil
McAlister, director del programa de tripulación comercial de la NASA,
"realmente no teníamos el presupuesto para dos empresas en ese momento.
Nadie pensó que íbamos a otorgar dos. Siempre decía: 'Una o más', y la gente me
miraba con desdén".
Boeing "excelente", SpaceX, no tanto. Hoy sabemos
que los contratos fueron a parar a las dos empresas, pero estuvo muy cerca de
no ser así. Al parecer, una junta de evaluación calificó a las empresas en
función del precio, la idoneidad para la misión y el desempeño anterior. SpaceX
tenía una oferta más baja de 2.6 mil millones de dólares, mientras que Boeing
pidió 4.2 mil millones de dólares. En cuanto a las otras dos categorías, Boeing
superaba con creces a SpaceX. Boeing recibió una calificación de "excelente"
por su idoneidad para la misión, es decir, por su capacidad evaluada para
transportar con seguridad a la tripulación hacia y desde la ISS, mientras que
SpaceX recibió una calificación de "muy buena". Además, Boeing también obtuvo
una calificación de "muy alta" en función de su desempeño anterior, mientras
que SpaceX recibió una calificación de "alta". Cambio en el último minuto.
Cuando todo estaba listo para firmar ese único contrato con Boeing, ocurrió
algo que lo cambió todo. Berger explica que la negativa de Boeing a realizar
una prueba en vuelo del sistema de aborto de Starliner (propulsores diseñados
para impulsar el vehículo si el cohete falla durante el lanzamiento) se
convirtió en un factor crítico.
¿Por qué? Boeing solo admitía realizar una prueba de
dicho sistema en tierra, lo que llevó al jefe de seguridad y garantía de la
misión de la NASA a considerar la oferta de la empresa como insatisfactoria.
Además, la oferta de SpaceX tenía un precio de venta más bajo, lo que hizo
posible que la NASA considerara elegir a las dos empresas en lugar de una por
lo que pudiera ocurrir. De hecho, y como decíamos al inicio, el libro cuenta
que la decisión fue tan reñida que la NASA tuvo que reescribir su contrato de
tripulación comercial para incluir a ambas compañías después de haber redactado
uno que solo nombraba a Boeing. Es difícil imaginar cómo habrían resultado las
cosas si la NASA solo hubiera elegido la Starliner de Boeing para transportar a
sus astronautas a la órbita terrestre, pero es fácil pensar que ahora mismo más
de una persona estaría en el paro.
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