02/12/2024
- El actor George
Clooney le pidió a Biden que se retire de la campaña presidencial porque nadie
puede ganar la pelea contra el tiempo. ¿Nadie puede?
-Ubicar la vejez de Biden en este debate es una generalización poco inteligente, porque en realidad la pelea presidencial se da entre dos viejos: Trump tiene solo tres años menos que Biden. Evidentemente a Biden le pasan cosas, algunos dicen que tiene algún problema cognitivo, no lo sabemos, pero hay que evitar caer en el prejuicio de que ya no sirve o se tiene que ir a su casa porque es viejo. Es cierto que con la edad puede haber mayor frecuencia de problemas cognitivos, pero en la vejez no está todo el problema. Clooney puede pedirle a Biden que dé un paso al costado, pero no debería hacer foco en el paso del tiempo. La edad es un factor relevante, pero menos de lo que se cree, sobre todo en política. Es solo un atributo más. El uruguayo Mujica, por ejemplo, pudo terminar su gobierno perfectamente, lo mismo que Roosevelt, aunque ocultó durante mucho tiempo que estaba en silla de ruedas.
-¿Se puede tapar la vejez? Se lo pregunto porque ahora está de moda el marketing de la edad dorada, la generación plateada, la tercera juventud. Parece que ya nadie es viejo
-Tapar la vejez es un problema. Nuestra sociedad venía de
una generación donde la vejez era sinónimo de enfermedad, de deterioro, donde
sólo se focalizaba en la parte negativa de la edad adulta. Y poco a poco fue
naciendo un movimiento, muy similar al de las minorías, que tendió a llevar la
mirada hacia el otro extremo. Y ahora parece que solo tenemos que hablar de las
virtudes de la vejez. Que los viejos se tienen que tirar en paracaídas, escalar
montañas, tatuarse.
-¿Y eso es malo?
-La verdad es que los viejos que escalan montañas son muy
pocos. Quizás para algunos ese puede ser un objetivo factible, para otros puede
que no sea deseable y para muchos otros sea difícilmente alcanzable. Este
marketing de la nueva vejez muestra cómo los modelos de juventud contaminan las
expectativas sociales, porque parece que ahora todos los viejos deberían vivir
como adultos jóvenes, con el altísimo costo de mantener cuerpos que permitan
ciertas proezas. Que un viejo se tire en paracaídas es un delirio. Nos encanta
verlos, los tratamos como héroes. Pero una mala caída en una persona que tiene
un problemita lumbar es un desastre. ¿Cuántos viejos pueden correr 20
kilómetros o escalar montañas? Puede haber, claro, pero ¿cuántos?
-A los 82 años, Pacho O'Donnell mostró su espalda
trabajada en Instagram, haciendo fierros en su casa, y la imagen se hizo viral.
¿Es el avance de una nueva cultura o pura nostalgia?
-Evidentemente estamos frente a un nuevo lenguaje, una nueva
cultura. La longevidad existió siempre, pero era un privilegio para pocos. Hoy
es la primera vez en la historia de la humanidad que empieza a ser un fenómeno
colectivo y social. Y dentro de eso se está viviendo una nueva longevidad. Lo
que tenemos que saber es que todos vamos a envejecer, y que no lo vamos a poder
esconder. El desafío es evitar que esta nueva cultura construya posverdades.
Porque estamos yendo hacia un punto donde incluso comercialmente nos importa
mostrar toda la potencia de esta edad dorada.
-En ese sentido, muchas marcas ya se han ido alejando del
anti age y ahora promueven el pro age.
-Correcto. Y en un punto eso es un avance. Porque el
anti-age es horrible. Es negar que envejecemos, un delirio. Uno puede decir "yo
no quiero tener arrugas", pero no puede decir "yo no quiero envejecer". Porque
eso es suicidarse. La pregunta es hasta qué punto llegamos negando una parte de
la vejez y pensando que todo siempre va a ser dorado o plateado. Hay partes que
pueden ser doradas, por ejemplo los niveles de felicidad son muy altos en la
vejez, porque en esta etapa de la vida se llega a la conjunción de lo bueno y
lo malo que tenemos. Cuando los viejos se dan cuenta que no tienen tanto tiempo
por vivir, tratan de pasarla lo mejor posible, de focalizar en lo positivo.
Porque si me voy a morir, trato de aprovechar más la vida.
-¿Por qué remarcás tanto la palabra viejo? ¿Acaso no
estamos viviendo en tiempos políticamente correctos? ¿No deberíamos hablar de
adultos mayores?
-A mí me gusta hablar sin eufemismos. Si la palabra
referente de adulto es adultez , la palabra referente de vejez es viejo. De
ninguna manera tenemos que construir un mito colectivo por negarnos a nombrar
la palabra viejo. Desde el punto de vista psicológico, si hay algo que el otro
se va a dar cuenta en algún momento es de la edad que tenemos. Por más que yo
diga, "soy una persona mayor", el otro va a decir "sí, sos un viejo". Hoy, la
nueva rebeldía es asumir que somos viejos, amigarnos con la edad. Y no quiere
decir que nos tengamos que quedar en casa, en la mecedora. Para nada. Ni irnos
al otro extremo del paracaídas.
-A propósito, ¿Por qué todavía nos cuesta tanto confesar
los años que tenemos?
-El problema ahí tiene que ser del otro, no mío. Yo soy lo
que soy. Tenemos que entender que no debemos borrar la vejez, porque todos nos
vamos a arrugar. Hay que aceptarlo. Me pone loco el tema de las cirugías, esa
carrera por ocultar el paso del tiempo, porque si te estirás la cara te vas a
arrugar en otro lado. Siempre pongo el ejemplo de la duquesa de Alba, que se
convirtió en una especie de monstruo por no parecer vieja. No digo que no haya
que hacerse alguna cirugía, pero en ningún caso podemos deformarnos para tapar
la vejez. Hay muchas personas con bocas que parecen buzones y caras imposibles.
Prefieren verse así antes que aceptar la edad que tienen.
-Es que hay gente que no siente la edad que tiene...
-Es un problema de identificación, como cuando creemos que
este saco nos queda demasiado grande o que nos deforma... Yo tengo 58 años y en
algún punto me siento un chico, y en otros me siento grande. Depende para qué.
A esta edad crecí profesionalmente, me siento mejor que hace 20 años. La edad
no es un sello donde se imprime quien soy. La vida no se define por lo que el
otro sabe de vos. El otro día una paciente me decía: "yo no me siento vieja
porque soy alegre". Ahí está la clave. Te puedo asegurar que ningún grupo
festeja tanto la vida como el de los viejos. Los adolescentes necesitan tomar
alcohol para pasarla bien. Los viejos no. Suben a un micro de jubilados y ya
están festejando.
-¿Cuándo empieza la vejez?
-Acá a los 60. En los países desarrollados a los 65. Pero se
trata de una referencia que organiza lo esperable para cada etapa vital, desde
estudiar, trabajar o retirarnos. Hoy la vejez es altamente heterogénea. Es la
etapa más heterogénea de la vida. Moria Casan va a envejecer siendo Moria
Casan, lo mismo que Marta Minujín. Antes todos los viejos envejecían más o
menos de la misma manera. Había una institucionalización de la edad. Ahora,
tanto el género como la edad se convirtieron en variables mucho más blandas. El
gran logro de esta cultura es que nadie nos encierra en parámetros de edad muy
rígidos. Pero eso no significa de ninguna manera que tengamos que
juvenilizarnos permanentemente. Me encanta ver a Paul McCartney cantando a los
82 años y esa diversidad enorme de vejeces que existen. Porque nos evita quedar
atrapados en la cárcel de la edad y que alguien te diga lo que tenés que hacer.
Estamos viviendo en una diversidad enorme de vejeces.
-¿Se perdieron los límites de la edad?
-Sí, yo creo que hay límites sociales de la edad que se han perdido, con las nuevas actitudes, los roles. Hay cada vez más viejos paseando por todo el mundo... Son nuevas formas de envejecer porque esta sociedad está dando permisos que antes no daba. Lo vemos claro en la sexualidad. Hasta hace un tiempo la figura del viejo verde era una figura muy cristalizada en nuestra cultura. El viejo que tenía sexo era un perverso o un ridículo. Lo mismo que las mujeres. Ahora no, estamos en un momento de conquista de libertades.
-En ese marco podría incluirse el auge de lo que el marketing llama divorcio gris...
Claro, está creciendo la tasa de divorcios de los
matrimonios mayores, de los que ya tienen el pelo gris. Los viejos saben que
van a vivir más años y quieren pasarla lo mejor posible.
-¿Cuál es el secreto para envejecer bien?
-Muy sencillo. Hay que aceptar las limitaciones. Tenemos que
aprender a convivir con las enfermedades que vayan apareciendo. Vamos a ver
menos, vamos a oír menos. Quizás tengamos artritis... Hay que aprovechar al
máximo la tecnología. Muchos pacientes, por ejemplo, se niegan a usar audífonos
y eso no ocurre en Estados Unidos ni en ningún lado. Más allá de si el PAMI
provee o no los audífonos, o se demora en la entrega, a la gente le da
vergüenza utilizarlos. También hay muchos que no quieren usar el bastón.
Envejecer bien es adaptarnos a la nueva estética vital y no rechazar ayuda
cuando la necesitamos. Hay personas que terminan accidentadas porque no quieren
recibir ayuda, se caen, se lastiman... ¿Qué significa esto? Que no nos pudimos
ajustar a un cambio que nos está reclamando el cuerpo. Necesitar ayuda no es
malo. Lo importante es seguir funcionando, que los viejos puedan realizar la
mayor cantidad de cosas posibles que les diviertan. Eso se llama capacidad
adaptativa, poder ajustarse a las dificultades y, en lugar de negarlas, tratar
de resolverlas. La sabiduría es la inteligencia práctica de la vida. Yo
aconsejo salir de esas zonas doradas que por el brillo nos nublan. La vejez no
es tatuarse o tirarse en paracaídas. El gran desafío es dejar de taparla. Y
acostumbrarnos a ella, porque será una etapa cada vez más larga.
El cambio cultural,
la jubilación y los "viejos meados"
¿A qué edad deberíamos jubilarnos? Se lo pregunto porque
algunos dicen que la jubilación fue un invento para el siglo 20, que las etapas
se corrieron, que la gente se casa más tarde, tiene hijos más tarde y también
debería retirarse más tarde.
-La jubilación debería ser optativa. Hay gente que no quiere
retirarse, que el trabajo es su vida, un medio de validación muy fuerte. Pero
también tengo muchos pacientes a los que jubilarse les hizo muy bien. Lograron
cambiar su vida positivamente. Los profesionales, por ejemplo, decidimos si
queremos trabajar toda la vida o no. La población envejece, es una cuestión de
pura racionalidad...
-¿Desde la psicología, cuándo nos damos cuenta de que
llegó el momento de sacarnos las botas? Hay gente que prefiere morir con las
botas puestas, pero otros están esperando el momento justo, el click que nos
avise que ya es tiempo de bajar la guardia...
-Se trata de procesos progresivos, muy individuales. Pero
siempre hay que evaluar el riesgo de sacarnos las botas antes de tiempo, porque
ahí es donde pueden llegan las depresiones, las enfermedades. El trabajo es un
recurso que le da sentido a la vida. Por eso son importantes los programas
prejubilatorios. De todas maneras, para que la jubilación sea realmente una
elección voluntaria, debería haber condiciones que hoy no las veo en el país.
Hay gente que no puede dejar de trabajar porque inmediatamente pasaría a cobrar
la mitad. Acá, la gente que se jubila se empobrece. Esa es la verdad. Ahora, si
estamos en condiciones de elegir, podríamos ir haciendo arreglos con la vida,
trabajar menos, disfrutar más.
-Los mayores de 60 son el 16 % del electorado. ¿Cómo se
le habla hoy a esa gente?
-Ahí tenemos una dificultad. Cuando un grupo no toma (como
diría Marx) conciencia de sí, en realidad es muy difícil que se le hable. Los
viejos son los que más dependen del estado. Son los que deberían hacer más
lobby para que no les toquen las jubilaciones, para que la Ansés resuelva cosas
rápido, para que el PAMI funcione mejor... Pero al no aceptarse como un grupo
de condiciones específicas, no terminan de tomar fuerza. Hoy el tema de la
jubilación (cuyos haberes bajaron 13%) está en pleno debate porque los
políticos se están peleando por este electorado. No es un tema menor, aunque
los jubilados no terminan de levantarse, de unirse, porque ningún gobierno los
ha tratado bien. En EE.UU. hay lobbies de viejos; en Israel también, con
actitud política fuerte. Acá no. Los viejos no han sabido aún reconocerse como
fuerza, como voluntad. En general, todavía se está construyendo una conciencia
de ser viejo distinta. Estamos en una transición de cambio cultural. Ojalá ya
nadie acepte que le digan que es un viejo meado..
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04/12/2024