03/10/2024
Una de las últimas convocatorias de la NASA no involucró físicos, ni astrónomos, ni ingenieros para mejorar las naves espaciales, ni biotecnólogos para deducir cómo alimentar astronautas en misiones de dos años de duración (lo que se necesita para ir y volver de Marte). Para el despegue de la nave Europa Clipper, en principio programado para el 10 de octubre, que tendrá como objetivo explorar la luna helada de Júpiter Europa y determinar si hay condiciones para el desarrollo de vida, la NASA abrió por primera vez el juego a 50 "creadores de contenidos" e influencers que tendrán acceso al detrás de escena del Kennedy Space Center, podrán hablar con los responsables de la misión y publicar en redes acerca de este acontecimiento.
Es un hecho inédito y muestra la necesitad de la
industria aeroespacial por mantener el interés público sobre esta agenda que
depende de aprobaciones de presupuestos gigantescos todos los años para seguir
su curso. En un encuentro cercano del tercer tipo, la "economía espacial" se
conecta con la "economía de la atención".
El esfuerzo no se acota a la NASA: Elon Musk y
Jeff Bezos (dueños de Space X y Blue Origin, respectivamente) también
redoblaron en 2024 sus intentos por tomar el liderazgo en la agenda
espacial ante la opinión pública. Bezos, el fundador de Amazon, dio una larga
entrevista días atrás a uno de los principales streamers de este tema, Tim
Dodd, de Everyday Astronaut.
Y en una dinámica en la cual son muy comunes las
postergaciones (eso viene sucediendo con la misión tripulada Artemis a la Luna,
la primera con astronautas desde el programa Apolo a principios de los 70, que
ahora se pasó para 2025 y es probable que se vuelva a reagendar), Musk
anunció hace dos semanas que Space X aprovechará la "ventana de proximidad" que
se genera cada cuatro años para enviar su Starship a Marte (sin pasajeros) en
2026. "Si todo sale bien, los primeros vuelos con astronautas saldrán en
2030?, aseguró el empresario. Será cuando se vuelva a concretar una ventana de
máxima proximidad con el planeta rojo.
"Space X ya había dado novedades a principios de
septiembre con la primera caminata espacial en un vuelo comercial a la órbita
terrestre; y con la decisión de la
NASA de reemplazar a Boeing por la empresa de Elon Musk para rescatar a los dos
astronautas que no pudieron regresar desde la estación espacial",
cuenta a LA NACION el economista Paulo Pascuini, investigador del IIEP,
profesor de la UBA y experto en temas espaciales. Pascuini y Andrés López
publicaron este año un trabajo para el BID titulado "El sector espacial como
impulsor de la I+D y el desarrollo empresarial: una revisión de instrumentos de
política".
"Hoy estamos hablando de un sector que es mucho más
resiliente que en el pasado, justamente por la decisión de la NASA y de otras
agencias gubernamentales de abrir el juego a operadores y startups privadas que
le están dando mucho más dinamismo a la carrera espacial, inclusive con
aportantes de peso de América Latina y de la Argentina en particular", agrega
Pascuini.
Inversiones
privadas
De acuerdo a un informe reciente de McKinsey sobre
la economía espacial, las inversiones privadas en este sector pasaron de US$300
millones en 2012 a US$12.500 millones el año pasado.
En varias áreas se están reportando avances muy
veloces, inclusive con la "exponencialidad" de la Ley de Moore. Un artículo de
septiembre en Nature, firmado por Imre Bartos y Szabolcs Marka, explica cómo el
costo de detectar agujeros negros viene disminuyendo al ritmo de la Ley de
Moore, planteada inicialmente como predicción para el crecimiento de la
capacidad computacional. Entre 2015 y 2035 este costo se estima que bajará a
dos mis dólares desde los dos millones que salió detectar el primero hace ya
nueve años.
Pero la historia de 2024 que sin dudas más atrajo la
atención de los expertos en management y gestión es la que mencionaba Pascuini
de la decisión de la NASA de cambiar a Space X por Boeing para el rescate de
los dos astronautas varados en el espacio. Analistas como Azeem Azhar, de
Exponential View, lo ven como un símbolo muy potente de la decadencia de la
corporación americana tradicional (Boeing) y el reemplazo por una mentalidad
emprendedora mucho más eficiente e integrada verticalmente (Space X). "Jaqueada
por una burocracia grande, Boeing llevó hasta un extremo absurdo su política de
tercerizar su investigación y desarrollo en todo el mundo", asegura Azhar. Por
contraste, Space X logró, desde su fundación en 2002, bajar los costos de un
despegue un 90%.
El economista danés Bent Flyvbjerg, una de las
mayores autoridades académicas globales en "grandes proyectos" (tiene
analizados en profundidad más de 16.000), escribió el año pasado un libro en el
que pone la lupa en esta estrategia de verticalización de Musk. Si tiene que
elegir una lección de su libro para lograr éxito en los grandes proyectos es la
de la "modularidad", cuya estructura icónica es la de las piezas de Lego. Estas
miniaturas permiten construir juguetes ultrasofisticados usando los mismos
ladrillos, que se pueden fabricar a gran escala. "La producción a medida está
bien para un traje italiano, pero no para una planta nuclear o para la carrera
espacial", sostiene el autor.
El economista experto en megaproyectos cree que Musk
entendió como nadie las ventajas de la "modularidad", y eso lo lleva a ser
ultra-eficiente con Space X. Starship, la nave más potente y pesada jamás
construida, puede trasportar al espacio entre cinco y 20 veces más toneladas de
peso que los cohetes anteriores y es un vehículo "reutilizable", que busca
amortizar su costo en varias misiones. El proyecto tiene entusiasmada a la
comunidad global de astrofísicos. Si esta dinámica funciona, podría adelantarse
en una década el envío de una nueva generación de observatorios espaciales que
estaba prevista para la década de 2040 o 2050.
Un ensayo reciente del analista financiero Marko
Jukic utiliza el caso Boeing para poner el dedo en la llaga de otro factor que
se sindica como uno de los principales culpables de la decadencia de muchas
grandes empresas americanas: la llegada a puestos de CEO de MBA y financieros
que privilegian los beneficios para los accionistas sobre una creación de
valor, que supuestamente estaba en el mindset histórico anterior dominado por
CEO ingenieros.
En la historia de los errores cometidos por Boeing
aparecen consecuencias económicas (la compañía perdió un tercio de su valor en
Bolsa desde 2021), pero también en accidentes trágicos de aviones, que le
costaron a la empresa cientos de millones de dólares en juicios perdidos por
malos manejos y controles deficientes. Una crisis que ni decenas de creadores
de contenidos o influencers podrían ayudar a mitigar.
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