05/12/2024
Delfina Pignatiello -con lágrimas en los ojos- celebraba haber ganado la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud, en 2018, y se la dedicaba a su abuela, fallecida una semana antes. Todo era gloria y emoción. Pero dos años después, las lágrimas eran por otra cosa.
Con
apenas 22 años, la nadadora anunciaba su retiro. Su mente y los haters de las
redes, por decirlo brevemente, la impulsaron a dar un paso al costado. "Estoy
muy lastimada y necesito priorizar mi salud mental... Soy muy autoexigente con
un montón de cosas, pero la competencia era contra mí, la más difícil de todas
porque siempre quería estar arriba, bien arriba, subir y subir, romper el
techo, un techo cada vez más alto", explicaba.
El caso de Delfina es un claro ejemplo del lado B de lo que padecen los deportistas al llegar a la cima. Angustia, miedo, bullying, depresión, autoexigencia, frustración. "Los deportistas tienen que aprender a manejar las emociones. Sufren muchas presiones y miedos. El primer miedo es a no rendir de acuerdo a las expectativas creadas. Y también está el miedo a las lesiones porque te dejan afuera", arranca explicando Pablo Pécora, psicólogo especializado en deportes de alto rendimiento, autor del libro La presión, ganar en el deporte y actual terapeuta del tenista Jaime Etchevery, entre otros atletas.
Leer mas: Alerta por imágenes editadas por IA en donde se difunden fotos de adolescentes desnudas
Si
manejás bien tu mundo emocional y sabés lidiar bien con la presión, vas a ganar
más. El ex
futbolista Daniel Osvaldo también se animó a contar su dolor: "Hace mucho
tiempo que vengo lidiando con una depresión muy grande. Esa depresión me hace
caer en algunas adicciones: alcohol y drogas. Estoy en un momento en el que mi
vida se me está yendo de las manos". Sus palabras, en un posteo de Instagram,
encendieron las alarmas. Fernando Signorini, ex preparador físico de Diego
Maradona, reaccionó rápido.
"Apenas
terminé de escucharlo, le dejé un mensaje para solidarizarme con él. Le decía
que contara conmigo para lo que fuera, como suelo hacer con todos los jugadores
que están mal. ¿Sabés por qué? Porque hay un trato muy perverso con el jugador
de fútbol y un grado de insensibilidad muy grande también. No sólo en relación
a lo humano. La depresión es una enfermedad que no se la toma en cuenta. No le
dan importancia. En muchos casos les dicen: 'Ya va a pasar, volvé a entrenar'.
Hay una insensibilidad brutal".
Agrega
Signorini: "Por otro lado, no se puede tratar de la manera brutal en que se
trata en los medios a un deportista por perder una competencia o a un
futbolista por perder un partido. Los mecanismos del Estado tendrían que
intervenir. Debería haber un control de contenido, sin que esto significara un
freno a la libertad de expresión".
Aquietar la mente
La
tenista Nadia Podoroska también confesó sus angustias al sufrir lesiones óseas
de adolescente y frustración por no poder jugar o por perder. "Necesitaba trabajar
lo emocional. Dominar las emociones, observarme y no sólo reprocharme".
En
2018 empezó a trabajar con Pedro Merani, experto en meditación zen, quién le
dio técnicas de respiración y meditación para mejorar su ansiedad en los
partidos. Francisco Cerúndolo, que se encuentra en el puesto 21 del ranking
mundial de tenis, confesó hace un tiempo que arrancó terapia para mejorar su
carácter.
Dice
Pécora: "Hoy en día, ir al psicólogo está instalado, ya no está mal visto en el
mundo del deporte. El atleta, cuando va a terapia, busca un plus para su
fortaleza mental. Y con el desarrollo de la neuronciencia, puede mejorar un
montón de cosas, desde su agilidad hasta la visión y la toma de decisiones".
"En
el caso del tenis -apunta-, se trabaja mucho en la previa a los partidos. Hay
rutinas y rituales, donde mediante la respiración y la meditación se empieza a
dejar la mente en calma. Se aprende a sacar los pensamientos negativos, los que
interfieren en tu tranquilidad. Visualizaciones positivas, buenas sensaciones,
repasar jugadas buenas. Todo eso es una forma de predisponerse bien para
después entrar a la acción, que es el partido. De golpe, estamos en sala de
jugadores, donde puede haber doscientos tenistas quizás, si es un torneo de
Grand Slam, y yo los tengo meditando. En el fútbol se está incorporando de a
poco, pero se trata de otro tipo de grupo".
Pécora
resalta que hay varios clubes importantes, como River y Boca, que han
incorporado psicólogos a sus equipos técnicos desde hace mucho. "Igualmente,
muchas veces se trata de una cobertura más de asistente social, como de ir a
ver dónde viven los chicos de las divisiones inferiores. Y lamentablemente en
muchos casos, estos pibes no pueden hablar con un psicólogo: les falta la
cultura de hablar ante un terapeuta, incluso tienen historias muy crudas que
contar. Pero lo necesitan. Porque las primeras presiones que sienten son las
externas, como la expectativa de la propia familia".
Hay
un trato muy perverso con el jugador de fútbol y un grado de insensibilidad muy
grande también.Pécora agrega que en ese entorno que a veces ahoga también están
los managers ("que ponen plata para que el chico ande bien"), los entrenadores
y hasta los amigos.
"Un
deportista juvenil no está preparado para esas presiones externas. El chico
tiene que jugar y disfrutar. Por que si no, termina autoexigiéndose demasiado.
Ahí es cuando se frustra o se deprime si le va mal. Y ahí se enfrenta a sus
propias dudas, a su propia incertidumbre, a sus propios miedos, a sus lugares
de oscuridad. Lugares donde no puede avanzar", agregra Pécora.
Educar, escuchar
Signorini
coinicide con Pécora en la importancia del terapeuta y hace un pedido:
"Deberían ir más psicólogos a las villas miseria porque de ahí salen muchos
jugadores que terminan siendo profesionales. Y, más allá de entrenarlos, hay
que educarlos. Crearles cabezas con fortalezas".
"Vos
llevás a a tu hijo a un club y lo primero que tenés que saber es quiénes son
los que van a estar a cargo. Que no sean esos tipos que le siguen la corriente
a los miserables de los medios que dicen que hay que ganar de cualquier manera,
que el segundo no existe, porque después pueden pasar cosas horribles. Además,
creo que lo que falla muchas veces es la comunicación. Porque a los chicos
primero hay que escucharlos. No son vasijas a las que hay llenar con palabras.
Son antorchas que encender", define.
Mirko
Saric era una de las promesas del fútbol de San Lorenzo. En el 2000, con 21
años, se ahorcó con una sábana. El uruguayo Santiago Morro García, gran
goleador de Godoy Cruz, se suicidó en febrero de 2021 a los 31. Mucho se ha
escrito sobre esto: que el drama de los suicidios en el fútbol se agrava por la
dificultad de los jugadores para exteriorizar los problemas que sufren dentro y
fuera de la cancha.
La
depresión que surge por el retiro, por quedar libre de un club o por no poder
superar una lesión parecen ser algunos disparadores de los casos que han conmocionado
al mundo del deporte. El decirle adiós a la actividad que marcó la vida del
deportista es un momento crucial. Ezequiel Lavezzi, ex jugador de la Selección
Argentina, fue noticia a principios de este año. Se dijo que estuvo internado
en dos centros psiquiátricos. El no hizo declaraciones, pero hace poco se lo
vió sonriente, de la mano de su novia por las playas de Uruguay.
Pero,
¿por qué, en el deporte, no se invierte más en salud mental? Mónica Santino, ex
futbolista y entrenadora, fundadora también del club feminista La nuestra en la
Villa 31, responde: "No se invierte en estas cuestiones porque es casi un tabú.
Los varones son parte de un engranaje, de una industria de trabajo y una
industria comercial, donde el aspecto humano está totalmente dejado de lado.
Nadie observa lo que le está pasando a un pibe cuando arranca en inferiores. Y
tampoco si tiene la suerte de llegar a Primera, un porcentaje es ínfimo. El
deporte profesional es un mundo muy despiadado, muy cruel, donde la salud
mental no tiene lugar".
"Además
-agrega-, es una construcción machista, donde si llorás sos un puto, nunca te
tiene que doler nada y no podés tener ningún signo de lo que se considera
debilidad. Me parece que el machismo arranca ahí, donde los varones son
víctimas".
Ahora,
¿la mujer cuenta con más herramientas en este campo? Dice Santino, quien maneja
a un grupo de más de 200 jugadoras de fútbol en su fundación: "Yo creo que
somos más resistentes. Como que culturamente tendemos a hacer red y a cuidarnos
entre nosotras".
Su
reclamo va más allá de la cuestión de género: "El área de salud mental en los
clubes es de una necesidad imperiosa. Pero todavía seguimos con el prejuicio de
descartarlo porque el psicólogo, dicen, 'es el técnico'. El técnico es que
manda. Los clubes en la Argentina tienen más de 100 años y todavía hay hay
mucho para mejorar. Pero la realidad es que se habla poco y nada de esta
problemática".
Fortalezas y
esperanzas
Pécora
explica el por qué el entrenador es fundamental. "Porque depende de él cuánta
presión se pone o cuánta presión se saca para que el deportista pueda jugar
liberado, sin mirar el resultado sino enfocado en los procesos que entrenaron
antes de entrar a la cancha, ser lo más parecido posible a lo que trabajaron
durante la semana".
Pero
muchas veces, explica Pécora, suele ser un ideal que no se ajusta a las
demandas de la alta competencia. "La presión llega de todos lados. Tanto desde
el periodismo como desde el club, llámense dirigentes o hinchas, se genera un
ruido por afuera que también es inevitable. Y está bueno enseñarle al jugador a
estar aislado de ese contexto. Porque termina pejudicando su rendimiento. El
ruido va a estar y va a seguir estando, pero hay que enseñarle, por ejemplo,
cómo trabaja el periodismo y que una crítica no es necesariamente un ataque
contra él".
Pécora
lleva veinte años trabajando como psicólogo en el nivel profesional. Estuvo con
Gastón Gaudio en 2004 cuando ganó Roland Garros, con Agustín Calleri cuando
llegó al puesto 15 del ranking mundial y con David Nalbandian, cuando el
cordobés llegó a ser finalista en Wimbledon con apenas 20 años.
"Yo
creo que la atención a este tipo de problemas va a seguir mejorando porque está
ligada al rendimiento. Y cuando hablás de rendimiento, hablás de plata. Pero va
a seguir mejorando no porque la sociedad lo haya entendido si no porque
privilegia el resultado. Si manejás bien tu mundo emocional y sabés lidiar bien
con la presión, vas a ganar más. La verdad es que la única diferencia, el único
talento, termina siendo la mente.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
19/12/2024
17/12/2024
Salud mental
16/12/2024