14/04/2025

Salud

Mujer reveló detalles del infierno que vivió por su dependencia al consumo de drogas: "Convulsioné cuatro horas"

Cocaína, marihuana, éxtasis, ácidos, popper, ketamina y todo tipo de sustancias psicoactivas hicieron parte de la vida de Carolina Uribe Lobo-Guerrero, una mujer de 55 años que tuvo una grave dependencia a las drogas. Su situación la llevó a vivir en las calles de La Macarena, en Bogotá, durante 20 años.

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Su vida cambió de rumbo en la adolescencia, cuando estudiaba en un prestigioso colegio de la capital colombiana: el Gimnasio Femenino. Para entonces, tuvo si primer acercamiento al alcohol; llegó a él con curiosidad, luego de escuchar a unas compañeras contar sus experiencias al respecto.

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"Se emborracharon a escondidas. Yo pensé que para ser feliz me tenía que emborrachar", explicó en el programa Los Informantes, de Caracol Televisión.

La mujer empezó a beber

La mujer empezó a beber en su adolescencia - crédito Imagen Ilustrativa Infobae

Para entonces, no se sentía cómoda con ella misma, ni con su cuerpo ni con su forma de ser. De hecho, cree que sus compañeros la percibían de esa manera. Lo que necesitaba entonces era encajar y "amar y ser amada", pero su refugio fue el alcohol.

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El consumo ocasional terminó convirtiéndose en un consumo problemático y dependiente, tanto así, que, si era necesario, hurtaba el dinero de su abuela para poder conseguir los estupefacientes. Un día, fue descubierta.

"[Mi abuela] me dijo: 'No quiero ser más tu abuela, quiero que te vayas, es que me da pena, yo no quiero que seas mi nieta'", contó. Dejó su casa para vivir al servicio del consumo. Luego de casi dos años, se reencontró con su familia y con su abuela, pero ella no la reconoció debido al Alzheimer que padecía.

La mujer hurtaba el dinero

La mujer hurtaba el dinero de su abuela para poder consumir - crédito Luisa González/Reuters

El fondo del consumo problemático: la cárcel y una sobredosis

Desde entonces, trató de mejorar mediante varios procesos de rehabilitación, pero recayó muchas veces. En uno de esos centros de ayuda para consumidores, se enamoró de un hombre con el que viajó a Panamá, de donde era oriundo. No obstante, ninguno de los dos permaneció sobrio y libre de estupefacientes.

La situación empeoró tanto, que estuvo privada de su libertad luego de que las autoridades panameñas la descubrieran conduciendo en estado a embriaguez y completamente drogada.

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"Terminé en la cárcel. Me cogieron entrando a la olla, borracha, drogada, manejando, sin documentos, mi pasaporte tenía la visa de turista vencida", reconoció la mujer.

Tras salir del centro de detención, regresó a "la olla", donde su problemática de consumo empeoró, llegando a experimentar una sobredosis. "Terminé en el baño, tirada en el piso, vomitando como por una hora (...). Convulsioné cuatro horas. Ningún ser humano me ayudó. Por eso creo en Dios", aseguró.

La mujer estuvo en una

La mujer estuvo en una cárcel de Panamá - crédito 123RF

Tras ser deportada, su consumo se extendió durante cinco meses seguidos, lo que quiere decir que se gastó su liquidación, su ropa y todas sus pertenencias en drogas. Además, recurrió a la promiscuidad: "Era sexo con el que fuera".

"Yo solo pensaba en consumir. Si me hubiera quedado más tiempo, yo termino siendo criminal, prostituta y muerta", afirmó.

El primer paso para dejar el consumo con éxito fue un retiro espiritual al que asistió por invitación de una amiga de su familia. Luego de 11 meses de rehabilitación, recayó, pero, después, su proceso prosperó y ya lleva más de 13 años sin consumir ningún tipo de estupefaciente. Se mantiene bajo un lema que no debe romper jamás, independientemente de las situaciones que deba enfrentar en su vida: "Solo por hoy, pase lo que pase, no me meto un pase".

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